TEMA 4: SECULARIZACIÓN DE LA LENGUA


Esta nueva entrada en el blog está dedicada al análisis del cuerpo teórico desarrollado en el Tema 4: Los niveles de referencia de aprendizaje de lenguas y el desarrollo de competencias. De forma particular, me centraré en la relevancia de las competencias lingüísticas y sociolingüísticas, como parte integrante de las Competencias Comunicativas de la Lengua, de acuerdo con la clasificación elaborada por el MCER (Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas), para un uso apropiado de las expresiones coloquiales.

En nuestro caso, como futuros docentes de lengua extranjera, cobrará especial relevancia la Competencia en comunicación lingüística (CCL), una de las 7 competencias clave en la clasificación propuesta por la Ley Orgánica 8/2013, para la Mejora de la Calidad educativa (LOMCE). Como seres humanos, el lenguaje es un instrumento de comunicación oral y escrita vital para la vida en sociedad. Es una herramienta esencial en la construcción de nuestro conocimiento y además nos permite expresar nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias. Una lengua vehicula conocimientos históricos, literarios o políticos; un sinfín de saberes que hacen que nos integremos mejor en el medio y favorece tanto el crecimiento individual, como el crecimiento en comunidad, contribuyendo a que nuestro pensamiento sea más global y fomentando el respeto por la diversidad.

Tomando por referencia lo expuesto en el párrafo anterior, relativo a las competencias clave en el sistema educativo español, a continuación utilizaré la clasificación elaborada por el MCER, pues profundiza en la parte práctica de las lenguas; en la acción. Comenzaré refiriéndome a las competencias lingüísticas, más particularmente a la competencia léxica, referente al conocimiento del vocabulario de una lengua y su capacidad para utilizarlo. De forma específica, me propongo elaborar un breve análisis comparativo de la carga religiosa presente en el lenguaje coloquial (expresiones hechas, tales como interjecciones, vocativos, refranes o proverbios) en las lenguas española e inglesa.

En la lengua española, aunque no seamos plenamente conscientes de ello, existen un gran número de expresiones “religiosas” utilizadas en el habla coloquial. Al analizar una lengua, no podemos dejar a un lado las dimensiones política, social y económica, pues influyen directa e indirectamente en ella. A este respecto, teniendo en cuenta el peso histórico de la Iglesia en nuestra cultura, existen multitud de expresiones que utilizamos con frecuencia en nuestra lengua, que ponen a la luz ese mundo religioso que inconscientemente está enraizado a nuestras vidas.

Sin embargo, un hablante anglosajón, donde el anglicanismo desplazó al catolicismo hace más de tres siglos, puede llegar a sentir, cuando profundiza en el conocimiento de nuestra lengua, que los hispanohablantes utilizamos la nomenclatura religiosa con excesiva familiaridad, de forma grotesca o con marcado tono humorístico. En nuestro caso, la gran mayoría de las veces, estos matices pasan completamente inadvertidos, pues forman parte de la naturaleza intrínseca de nuestra lengua. No obstante, sí existen casos en los que el hablante es consciente de su uso pero, en lugar de reemplazar estas expresiones por un lenguaje más neutral, opta por conservarlas, tal vez por desidia, sin detenerse a considerar el impacto en la lengua del uso de las mismas. Este tipo de actitudes, junto con el carácter pasivo ante los cambio de la Real Academia de la Lengua Española, hacen que perduren en nuestra lengua expresiones poco acertadas en pleno SXXI.

Las exclamaciones, interjecciones y vocativos son el ámbito más fructífero y en el que mayor fuerza adquieren las expresiones religiosas; así pues, podemos afirmar que en el lenguaje coloquial en lengua española hay una gran variedad y son muy usadas. Expresiones tales como ¡Adiós!, ¡por Dios!, ¡la Virgen!, ¡anda, la hostia!, hostiazo, Dios mío, Dios mío de mi vida/de mi alma, ¡Jesús!, por el amor de Dios, por Dios, ¡eres la hostia!, ¡de milagro!, ¡al infierno!, ¡qué cruz!, ¡es un ángel!, ¡es el mismísimo demonio! y muy largo etcétera, revelan, al menos en su origen, un sentido religioso aplicado a lo cotidiano. Existen otras expresiones, de carácter proverbial tales como “llevar a uno por el camino de la amargura”, “primero la obligación que la devoción”, “llorar como una Magdalena” o “no tener donde caerse muerto”, que igualmente forman parte de nuestra vida diaria, en las que cuesta encontrar un origen religioso pero que, sin embargo, contienen referencias cristianas.

En lengua inglesa, sin embargo, esta larga lista es mucho más breve y menos ingeniosa. Entre las exclamaciones e interjecciones con tono religioso más comunes (que aumentan considerablemente en inglés americano) se encuentran: Oh my God/Godness!, Godness gracious!, Bless his/her heart!, Thank God!, I swear!, God forbid!, Jesus Christ!, Bloody hell! o A fools paradise! En lo referente a los proverbios, en lengua inglesa se propone “business before pleasure” para “primero la obligación que la devoción”; “to cry one’s eyes out” para “llorar como una Magdalena” o “not to have a penny to one’s name” en lugar de “no tener donde caerse muerto”. Es decir, todas estas expresiones con marcado carácter religioso perderían su esencia al traducirlas a la lengua inglesa, en la que se opta por el uso de un lenguaje neutro.

Publicado en http://www.bbc.co.uk/languages/spanish/cool/religious.shtml

Es fundamental que seamos conscientes de la existencia de una fuerte carga semántica religiosa en estas expresiones en nuestra lengua, para poder así justificarla o neutralizarla en la lengua meta. Entre los elementos léxicos, existe un amplio abanico de interjecciones, frases hechas o perífrasis, sin carga religiosa, a las que podemos recurrir para hacer nuestro lenguaje más neutro. Por ejemplo, en lengua española podríamos optar por expresiones tales como “primero las obligaciones y después la diversión”, “llorar como un bebé” o “estar sin blanca” para evitar el lenguaje con carga religiosa.

A modo de conclusión y teniendo en cuenta la existencia de un porcentaje muy alto de la población de hispanohablantes, entre la que se encuentran muchos estudiantes de español como lengua extranjera, que no son conscientes de la carga semántica de estas expresiones, usándolas así de forma indiscriminada, sería vital actuar como hablantes responsables y utilizar o enseñar siempre un lenguaje neutral. Así pues, considero que en el proceso de aprendizaje o uso de una lengua es fundamental activar el conocimiento sociocultural, descrito por el MCER como “el conocimiento de la sociedad y de la cultura de la comunidad o comunidades en las que se habla el idioma” y, más en concreto, la dimensión social del uso de la lengua, fundamental para detectar y neutralizar estas expresiones, en la búsqueda por despertar la consciencia intercultural entre hablantes nativos y no nativos de una lengua.   

Para concluir este breve análisis comparativo entre el uso de expresiones con contenido religioso aplicado a lo cotidiano en las lenguas española e inglesa, me gustaría hacer referencia a los nombres propios, pues, aunque no sea común reflexionar sobre ellos, portan una gran carga religiosa (cristiana) en nuestro país. Así, por ejemplo, en el Reino Unido si nos presentamos con el nombre de “Jesús” causaremos un gran impacto a nuestros interlocutores ingleses, pues nadie se llama así en su país y les causa gracia, pues únicamente lo asocian al “hijo de Dios”. A este respecto, señala Antonio Jáuregui en la revista La llave de los nombres, publicada en el periódico El Mundo:  
"¡Jesus!", -pronúnciese Yisas- se oye con frecuencia como interjección o exclamación en labios de Woody Allen. En el mundo anglosajón se utiliza esta palabra como sinónima del miembro genital femenino que Tejero citó en el Congreso de los Diputados para conminar a sus señorías a que se sentaran. En España circula el nombre Jesús e incluso, saltándose las reglas de los nombres masculinos, conocemos a más de un Jesús María. En Oxford se quedó desconcertada una dama educadísima, cuando mi hermano que conocía cuatro frases del idioma de Hamlet, dijo por teléfono: "Yisas speaking". En inglés, Jesús aplicado a un hombre suena extraño, irrespetuoso, casi blasfemo. No supo esta señora a qué palo quedarse: "¿Se estaba mi hermano mofando de algo sagrado? ¿Era un ignorante de la lengua inglesa? ¿Por qué los españoles eran tan altivos como para atreverse a llamarse Jesús?" Son variaciones--españolas e inglesas en este caso- de un mismo tema europeo.

Referencias
Atienza, J.L. (2011). Interculturalidad y aprendizaje de lenguas extranjeras. Mugak. Recuperado de http://www.mugak.eu/revista-mugak/no-18/interculturalidad-y-aprendizaje-de-lenguas-extranjeras

BBC. (2014). Cool Spanish: Religious TermsRecuperado de http://www.bbc.co.uk/languages/spanish/cool/religious_flash.shtml

Consejo de Europa. (2001). Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación. Recuperado de  https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/marco/cvc_mer.pdf

Diaz, F. El español y los siete pecados capitales. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/topicos-religiosos-en-el-espanol-coloquial/html/  

Jáuregui, J.A. (27 de julio de 2003). La llave de los nombres. El Mundo. Recuperado de https://www.elmundo.es/larevista/num200/textos/nombres.html

Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) (Ley Orgánica 8/2013, 9 de diciembre). Boletín Oficial del Estado, nº 295, 2013, 10 diciembre.



Comentarios

  1. ¡Buenos días, Ana! ¡Enhorabuena por tu entrada! Me ha parecido muy curioso lo que expones en ella.
    Estoy de acuerdo con lo que afirmas, ya que muchas veces, sobre todo en la expresión oral, no somos conscientes de lo que hay detrás de las expresiones que utilizamos. De igual forma ocurre con las palabrotas que muchas veces las usamos como si fuesen palabras vacías y en realidad son ofensivas como, por ejemplo: “será hijo de p***”, “la madre que lo parió”, “me cago en sus m******”, etc. En tan solo tres ejemplos podemos observar connotaciones machistas y de mucha carga ofensiva, sin embargo, se suele hacer un uso de estas cotidiano. Otro caso que podríamos destacar es el de las expresiones o frases hechas del español coloquial que contienen una gran carga racista y discriminatoria. Esto no debería seguir así ya que se supone que el lenguaje que usamos de forma cotidiana es una representación de los valores que posee la sociedad, y, si esto es así, estaríamos expresando unos valores discriminatorios que no respetan los derechos humanos ni los valores ético-morales básicos que debe poseer la ciudadanía civilizada de este siglo. Un ejemplo que me gustaría destacar es la enorme cantidad de ejemplos que hay en la lengua española referentes a las personas afroamericanas. Además, otros colectivos que se ven afectados por estas expresiones son las prostitutas, las mujeres, los homosexuales, etc. Creo que eliminar todas las expresiones de este tipo de una lengua como la nuestra que está bastante cargada de ellas es una ardua tarea. Todos deberíamos responsabilizarnos con nuestro uso de la lengua y conseguir poco a poco que se usen menos y acaben por desaparecer.

    En definitiva, me parece importante lo que señalas en tu entrada, sobre todo para concienciar a la sociedad en cuanto a lo que se usa en el lenguaje cotidiano. Asimismo, me parece curiosa la visión tan distinta que tiene los ingleses acerca del uso de palabras religiosas de forma tan coloquial e incluso grotesca.

    ¡Que tengas un buen día! ¡Y enhorabuena por tu entrada de nuevo!

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    1. ¡Muchas gracias por tu comentario, Alba!
      La verdad es que la lengua española creo que tiene muchas dificultades en evolucionar al ritmo que evoluciona la sociedad actual. Muestra de ello son las reacciones de muchos de los integrantes de la Real Academia de la Lengua Española ante cuestiones de actualidad en la sociedad tales como el uso del lenguaje inclusivo (en https://goo.gl/oeQuPf podrás ver un vídeo interesante en el que Arturo Pérez Reverte, miembro de la RAE y escritor español, "se pronuncia" al respecto). Los académicos niegan la posibilidad de diálogo y se mofan de las opciones que plantea la sociedad, sin ofrecer alternativas. Tal vez sería interesante que tomasen por referencia otras lenguas, como la inglesa, que sí ofrecen una respuesta, mediante el uso de un lenguaje neutral desde hace décadas, a todas aquellas expresiones a las que ambas hacemos referencia en nuestros comentarios. Al menos, nosotras sí somos conscientes de estas connotaciones lingüísticas y evitaremos el uso de estas expresiones como hablantes responsables que somos; porque "los hablantes son dueños de su lengua", tal como paradójicamente señala el Director de la RAE.

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